Nivel 2 Comunidad Vegetal:
Ecosistemas Clave
Biodiversidad y Conservación
La Sierra de Zapalinamé alberga ecosistemas únicos como el bosque de oyamel y el encinar, con especies endémicas y en peligro. Su conservación es vital ante amenazas como la deforestación y el cambio climático.
Bosque de Oyamel
Especies Clave
Abies vejarii (Amenazada NOM 059-SEMARNAT-2010), Pseudotsuga menziesii, Pinus hartwegii, Pinus greggii, Pinus arizonica var. stormiae, Cupressus arizonica, Populus tremuloides, Festuca valdesii, Agave montana, Ageratina villarrealii y Monotropa hypopitys (Protección especial NOM 059-SEMARNAT-2010).
Catalogados por Villarreal y Valdés en 1993 dentro del tipo de vegetación “Bosque de Montaña”, el bosque de oyamel se encuentra principalmente a elevaciones superiores a los 2,500m sobre el nivel medio del mar.
CAÑON SAN LORENZO
En la Sierra de Zapalinamé existen relictos de esta comunidad vegetal en diversos parajes, sin embargo, su mejor representación se encuentra en el Cerro del Penitente y Los Colmillos; donde la dominancia cambia según el gradiente altitudinal, dominando a menor altura el ciprés (Cupressus arizonica), seguidos a mayor elevación por el hayarín (Pseudotsuga menziesii) y en las zonas de mayor altitud por el guayamé (Abies vejarii), especie amenazada de acuerdo con la NOM 059-SEMARNAT-2010; asociado a este último, se encuentra al pino real (Pinus hartwegii) que domina las áreas más secas y abiertas. En contraste, en las partes más húmedas, especialmente en cauces de arroyos, es posible encontrar pequeños manchones de álamo temblón (Populus tremuloides)
La composición florística integrada por 36 familias, 60 géneros y 73 especies; donde las familias con mayor riqueza son la Asteraceae (15 especies), Poaceae (5), Pinaceae (4) y Lamiaceae (4). Los géneros más diversos son el Senecio (4), Ageratina (4), Quercus (3), Salvia (3), Pinus (2), Arenaria (2) y Euphorbia (2). Su importancia de estos bosques poseen una gran cantidad de especies asociadas a ellos, debido a que su distribución dentro del área protegida, en muchos de los casos, se limita a esta comunidad vegetal. Ejemplos de esta dependencia, encontramos a aves como la chara crestada (Cyanocitta stelleri) y al bajapalos enano (Sitta pygmaea); plantas como al jacinto (Polemonium pauciflorum) y la orquídea pipa de indio (Monotropa hypopitys),
esta última, enlistada como sujeta a protección especial en la NOM 059-SEMARNAT-2010. Destacan también, el pasto (Festuca valdesii) y la ageratina (Ageratina villarrealii) consideradas especies endémicas de este lugar. Equiparado a su importancia es su alta vulnerabilidad, debido a que solo se localizan en las partes más altas de la sierra, su regeneración es muy lenta y son altamente sensibles a los incendios forestales, lo cual provoca que la superficie ocupada por ellos se esté reduciendo, por lo que es de gran importancia desarrollar acciones encaminadas al monitoreo de su estado, conservación y restauración.
Siempre estamos buscamos asociarnos con líderes para un cambio global.
Bosque de Encino
Especies Clave
Quercus greggii, Q. mexicana, Q. saltillensis, Q. laeta, Q. fulva, Q. sideroxyla, Q. coccolobifolia y Ostrya virginiana (Protección especial NOM 059-SEMARNAT-2010).
Catalogado por Villarreal y Valdés en 1993 dentro del tipo de vegetación “Bosque de Montaña”, la Sierra de Zapalinamé aún hoy en día, representa uno de los centros de diversidad del género Quercus más importantes para Coahuila, al contar con la mitad de las especies registradas para todo el estado.
En la Sierra de Zapalinamé de las 15 especies inscritas para la sierra, ocho son arbóreas y forman bosques (Encina 2003), los cuales se dividen en dos grupos dependiendo de las especies dominantes que los conforma.
Bosques de Quercus greggii – Q. mexicana.
En su mayoría pequeños y en ocasiones asociados a especies de pino, se localizan principalmente en el Cañón de San Lorenzo, en la exposición norte y cañadas con mayor humedad; donde estas especies comparten dominancia fisonómica con Pinus greggii (escasa). A menor altitud, la dominancia es de Quercus greggii, la cual es sustituida en el paraje Tres Caminos por Q. rugosa y a mayor altitud por Q. mexicana, que, además es la especie más ampliamente distribuida de las tres (Encina, 2003).
Bosques de Quercus saltillensis – Q. laeta.
Ubicados principalmente en la exposición norte del macizo montañoso, en cañones de laderas frente a la ciudad de Saltillo y la porción sur del Cañón de San Lorenzo; las especies más abundantes en estos bosques son Quercus saltillensis, Q. laeta y Q. grisea; aunque es posible encontrar en los cañones de mayor altitud poblaciones de Quercus greggii y en las de menor árboles bajos y escasos de Q. laceyi. En el 2011, se localizó una nueva especie de encino en el cañón de Sierra Hermosa, el Quercus coccolobifolia, localizado generalmente en áreas muy húmedas y frías; en la Sierra de Zapalinamé se encontraron algunos individuos aislados en asociación con el Q. fulva.
Los encinares están en riesgo de desaparecer debido a la presión humana, el cambio climático y la lenta regeneración. Ya en el siglo XIX, con la construcción del ferrocarril, se talaron cien mil encinos en un año, lo que causó una deforestación masiva en el Valle de Saltillo, eliminando casi por completo al Quercus fusiformis.
Vegetación Riparia Subacuática y Acuática
Especies Clave
Salix lasiolepis, Equisetum hyemale, Typha domingensis, Eleocharis montevidensis, Baccharis salicifolia, Adiantum capillus-veneris, Juncus texanus y J. arcticus var. mexicanus.
Catalogados por Villarreal y Valdés en 1993 como “Vegetación Riparia, Subacuática y Acuática”.
Antes de la llegada de los europeos al Valle de Saltillo, esta vegetación era común debido a la abundancia de manantiales y arroyos. Sin embargo, el uso desmedido y el drenado intencional de las lagunas provocaron un desecamiento total del valle, y hoy solo se pueden encontrar fragmentos pequeños dentro del área protegida, destacándose en los arroyos permanentes de Los Chorros y Los Aguajes.
A pesar de la escasa diversidad de especies de flora, la vegetación acuática, subacuática y riparia juega un papel crucial en el ecosistema. Proporciona estabilidad a los cauces, lo que ayuda a prevenir los efectos destructivos de las crecidas y la erosión. Además, esta vegetación actúa como un filtro natural, mejorando la calidad del agua y ofreciendo hábitats esenciales para diversas especies de fauna. Su presencia es vital para mantener el equilibrio ecológico y garantizar la salud de los ecosistemas acuáticos y terrestres circundantes.
CAÑON SAN LORENZO
Este ecosistema es un importante reservorio de biodiversidad, con especies en peligro de extinción como la carpita de Saltillo (Gila modesta), endémica de la región y en peligro crítico, y la carpa del bravo (Dionda episcopa), que ya no ha sido observada en la zona. Entre los anfibios se encuentran la salamandra pie-plano
(Chiropterotriton priscus) y la rana leopardo (Lithobates berlandieri). También destacan reptiles como las culebras acuáticas y aves como el pato triguero mexicano, la garza morena y el martín pescador. Los principales riesgos incluyen especies invasoras, contaminación y la alteración de los cauces.
Rescatando el pasado,
protegiendo el futuro
Vegetación Riparia Subacuática y Acuática
Especies Clave
Bouteloua dactyloides, B. warnockii, B. curtipendula var. curtipendula y caespitosa; Piptochaetium fimbriatum, Erioneuron avenaceum var. Avenaceum y Eragrostis intermedia. Catalogados por Villarreal y Valdés en 1993 como “Zacatal”. En la Sierra de Zapalinamé era común encontrarlos en claros del bosque, zonas bajas de la sierra y en los valles intermontanos. En ellos habitaban especies típicas del pastizal, como el perrito de la pradera (Cynomys mexicanus) y el ; incluso, en ocasiones, arribaban a estos valles manadas de bisontes (Bison bison), todas ellas especies extirpadas y ahora, solo un recuerdo de lo que alguna vez fueron los pastizales de esta sierra.
bisontes (Bison bison)
Actualmente, en el área protegida es posible encontrar sólo algunos relictos de pastizal natural, la mayor parte de las veces mezclado con otros tipos de vegetación, como matorral submontano y bosque de pino; localizando los mejores ejemplos de este, al sureste en el Cañón de los Caballos y al suroeste en La Encantada.
perrito de la pradera (Cynomys mexicanus)
Bouteloua warnockii
Su Importancia a caracterizado que La Sierra de Zapalinamé es hogar de 112 especies de gramíneas, lo que representa el 12% de la flora registrada en la región. Entre ellas, 10 son consideradas endémicas de México, destacando la Bouteloua warnockii, que es vulnerable a la extinción local, y la Festuca valdesii, que solo se encuentra en el cerro El Penitente. A pesar de la significativa pérdida de fauna asociada con la disminución de pastizales, aún es posible avistar especies
representativas de esta vegetación. Entre los reptiles, se encuentran la víbora de cascabel cola negra, la culebra real potosina y la culebra chirriadora. En cuanto a las aves, destacan el águila real, la codorniz Moctezuma, el guajolote silvestre reintroducido en 2008, el gorrión y la alondra cornuda. También se pueden encontrar mamíferos como el tejón y el venado cola blanca, que siguen habitando la zona.
En la Sierra de Zapalinamé existen relictos de esta comunidad vegetal en diversos parajes, sin embargo, su mejor representación se encuentra en el Cerro del Penitente y Los Colmillos; donde la dominancia cambia según el gradiente altitudinal, dominando a menor altura el ciprés (Cupressus arizonica), seguidos a mayor elevación por el hayarín (Pseudotsuga menziesii) y en las zonas de mayor altitud por el guayamé (Abies vejarii), especie amenazada de acuerdo con la NOM 059-SEMARNAT-2010; asociado a este último, se encuentra al pino real (Pinus hartwegii) que domina las áreas más secas y abiertas. En contraste, en las partes más húmedas, especialmente en cauces de arroyos, es posible encontrar pequeños manchones de álamo temblón (Populus tremuloides)